lunes, 31 de diciembre de 2018

Me pidieron perdón
entre el humo 
amable y neutro
de la lejanía.
Yo a penas oía:
Mis oídos ensordecen 
con la humedad
y solo se deslumbran
ante la llama de fascinación 
que luego nos extingue.

Sobrevivo así aferrada
a este clavo ardiendo; 
los brazos de Morfeo
camuflan las mentiras
entre mis pálpitos,
ecos acelerados de carcajadas
que resuenan cada lunes,
con el café y las preguntas 
que nunca me hice.

Me observa la soledad.

Alejandra, 27 de junio

"El vacío. Apollinaire aconsejaba para vencer el vacío escribir una palabra luego otra y otra hasta que se llene". 

jueves, 27 de diciembre de 2018

Pregunta retórica

Caminamos
realmente caminamos 
hacia unos brazos 
que nos arropen
hacia un futuro
que nos prolongue,
y ese camino escogido
las luchas o los engaños
son solo una excusa 
para vanagloriarnos 
y merecer el premio
de volver a empezar:
caminar, un abrazo, un futuro. 

miércoles, 26 de diciembre de 2018

Termina este día desabrido
que cierra la puerta a la primavera.
Flores trémulas danzan
la lenta melodía del viento, que 
                         apacible, 
susurra palabras de desamor. 

viernes, 21 de diciembre de 2018

Carlos yacía pálido sobre aquella tumba pasajera con olor a desinfectante. Eva pronto entendió. Su pronta partida era inocente, sin maleficios culpables, ¿cómo señalar a la naturaleza caótica? Fue la justicia quien se había quitado la venda y había sentenciado su propio derecho. Por eso lloraba la niña. Porque cuando aún hacía calor sabía que no volverían a verse otro invierno, que la humedad bañaría en agua fría unos recuerdos a penas valiosos. Hacía tanto tiempo de la infancia. De los sábados con tortilla de patata, juegos de mesa y bailes entre humo de tabaco. ¿Quién es quién? No era Pepe, ni Carmen, ni Joaquín. Tampoco será Carlos. Y ahora la escarcha se asentaba en el banco de sus ojos, y ahí aguantaban en primera línea del frente, hasta que se desplomaban por un terreno cóncavo, luego convexo, de un color indefinible: anaranjado, rosado, caliza. Y morían sobre la tela de un sabio pañuelo que comprendía la verdad de su pena. Qué surtido de desconsuelos a quilómetros de una cama maculada de vidas rotas. La niña vio difuso un insecto caminando por su mesita de noche. Le pareció joven, frenó su impulso inicial, lo dejó caminar.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Crece la barba de mis cabellos
y vuelvo a reencarnar a Fedra;
ella vaticinó mi condena clásica
sin yo entender sus delirios hiperbólicos.
Desde la ventana hoy río y canto y sigo
-de verdad que sigo como antes-,
pero las cortinas son cuerdas ásperas
que ahogan mi pecho,
anudan mis pies,
y trenzan mi melena recortada
con la forma de diez olvidos.
Yo inspiro y expiro y suspiro
-de verdad que respiro como antes-
y con suerte caigo sobre aquel tronco, 
a pies juntillas y con una carcajada,
queriendo soltar el lastre
que cada año cambia su nombre.

jueves, 13 de diciembre de 2018

Mis párpados son guillotinas
que decapitan la calma latente
cuando me miras de lejos.

Al otro lado del muro contemplo la vista:
Es tarde y la marea se eleva 
arrastrando a su paso a bañistas sorprendidos 
que se abandonan a la corriente.
El agua cubre la arena del reloj que rompí,
pero detiene su conquista
antes de golpear mis pies impasibles.

Cuando bajo la mirada,
mis párpados hablan por mi garganta
y decapitan la calma latente.

sábado, 8 de diciembre de 2018

En esta noche

En esta noche 
en que mi mirada perdida 
no escucha sus palabras
y tú ya no dices nada.
En esta noche me refugio 
en mi campo de concentración
y tapo mis oídos 
con la cera de las velas 
consumidas por el viento
de tus suspiros.
Queriendo despertar
sueño una vida 
que me ahoga 
y me aprieta
y me apalea,
y ya solo oigo
el eco de tu mirada
y el grito intuitivo de mi esófago
que no traiciona:
Inminente peligro
con sonido de alerta.
Hora de evacuar los pensamientos
desordenados y batidos
que caminan hacia atrás.
Mientras tanto ellos siguen hablando
y sus frases vuelan por la sala
al ritmo de una música lejana
que repite tu nombre.

martes, 27 de noviembre de 2018

Recojo, en cada desliz,
la pista que me lleva a mi sitio.
Seguís dentro de mí en un gesto,
en una idea, un libro, una canción.
Cada vez señalo a mi creación,
para luego,
con pena pero cierta gloria,
callar otro esperado adiós.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Un eco del pasado 
camina descalzo por casa:
La desdicha feliz 
y la distancia perdida
de un tiempo en que las nubes
cubrían de música 
la ciudad de Manchester.

Entonces yo buscaba...
¿Qué buscaba?
Un lugar para bailar.

Tuve que volver 
para escuchar mis latidos:
Que en mi pecho habita 
un ejército invencible 
y con inocencia entona
una canción de amor. 

martes, 20 de noviembre de 2018

Yo, tratando de entender 
que en mi antiguo baúl 
guardo todo lo que soy.
Yo, buscando la verdad
entre mis ropas
y encontrando solo pedazos
silenciosos.
Yo, sola frente a mí, 
mirándome 
en un espejo agrietado
que trasluce el ideal,
dentro de mí, 
luchándome.

viernes, 16 de noviembre de 2018

Me precipito
empapada de imágenes
desteñidas:
Mi cuerpo transparente
busca el abrazo
de un rostro cubierto
por un tupido velo
que me seque.
Corres así, a ciegas,
pero consigues ver
las formas y señales
que te empujan a lanzarme
por la espalda
a la isla extranjera.
Hastiada nado
por un mar de palabras 
que envuelven mi pecho,
prieto y arrobado,
para regalar
un martes y trece
al reflejo
de las nubes 
en mis lágrimas.

domingo, 28 de octubre de 2018

Tu ausencia cede su asiento a mi don. 
Sola canto a la calma de nuestro suicidio; 
caímos al mar
y la catarsis empujó las olas 
hasta mi orilla.
Aquí nado desnuda y libre
para sorpresa de los viajeros.

sábado, 27 de octubre de 2018

Luces de fiesta

Cuarenta millones de frío
han tallado mis huesos
y han abierto la cicatriz
que decora mis venas.
Venus, esférica y brillante.
Una figura blanca y lisia
que abraza fantasmas
en una jaula de mármol 
trasluciendo el universo.
Hay fiesta en el vacío:
las luces son de invierno 
y la música es un rumor 
que danza el vals de las horas 
que rompimos al usarnos.

lunes, 22 de octubre de 2018

El ciclo de la lluvia

No sabes de las veces 
que ha llovido tu nombre
desde mis dedos raudos,
impulsados por un viento
que gimotea palabras
traslúcidas, cansadas 
- no era
             nuestra
      vida.
Hay pensamientos 
que como nubes se elevan
al calor de un verano claro
y en algún lugar se abrazan
a tus nublos de tormenta.
Es así que lloran juntos
y entonces, mis manos 
gotean tu nombre.

lunes, 1 de octubre de 2018

Un nuevo final ata un nudo marinero
al cuello de mi estómago,
inundado de flashes cribados
que desorientan al capitán.
Los cirios están apagados, consumidos
por tu soplo y mis berridos.

Con las prisas olvidé nombres y fechas
y te inventé distinta,
una playa donde fui feliz, no fui feliz,
de la que me estoy alejando sin querer,
a la que vuelvo buscando fantasmas
que se reflejan en el agua,
junto a los peces agonizados.

Respiro,
soy consciente de que respiro,
y de que las gaviotas tienen las alas rotas
porque un flechazo las hirió
una mañana de domingo,
cuando al fin descansas
y entiendes el tedio
y el miedo.

Me abrazan en cada interludio
entre el ayer y el mañana,
y con los ojos vendados
me dirigen a una sala
donde celebran mis años,
donde el eco es un gato que huyó
hacia la montaña
y me visita por las noches.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Puertas, relojes y veces

Llamar a tu puerta por tercera vez. Aquella tarde se paró el primer reloj. Llamar a tu puerta y tú abrirme con nuevas horas envueltas y yo sentir que sí. De verdad sentir que sí. Asimilar una emoción que te empeñaste en gritar a los tres vientos -te dejaste a poniente y en aquellos días se veía el Mondúver. Pero yo a seguir llamando hasta que. Resulta que había una ventana, es decir, ya no quedaba tiempo, y un silencio confuso invadió toda la casa. Llegaba la tercera invencida. Aquello tan mío de volver a creer en la fe que nunca creyó en mí. Volver a aquello para luego volver a mi origen. Y allí estaba mi vacío derramándose y tú saltando de él hacia otro hueco que desocupar. Pero ocurre que la fe y el paso del tiempo son de color verde y prenden con el viento seco. Nos perdonaréis, era nuestro tercer verano y no queríamos morir sin intentarlo. (Si yo no quería morir, si tú no querías intentarlo). Y después de todo aquello, una mañana algo más fresca despertaste y eras tan súbitamente feliz. Claro, era la fe llamando a tu puerta por tercera vez. Yo mientras te soñaba abriendo otras puertas y ventanas que te llevaban al mismo sitio, a otros lugares, pero a ese mismo sitio de siempre. Ya sabes lo que pasó, te quitaste las gafas y se paró el segundo reloj. 

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Vaivén

Por allí se acerca mi futuro
descongelando la nostalgia
de nuestro pasado,
una nube sonrosada
que se aleja
lloviendo flores.

lunes, 27 de agosto de 2018

El ángel de nuestra historia

Siempre he sido de volver a los sitios donde he sido feliz, a veces solo un poco feliz, a veces una infelicidad alterada por el paso del tiempo... La pared no es la misma, yo quiero convencerme de que tampoco soy la misma, pero siempre hago lo que sea por volver a esos mismos sitios, a buscar con disimulo lo que nunca encuentro.

Después, continúo a pasitos ligeros.

“Salvación”, Pizarnik

“Se fuga la isla.
Y la muchacha vuelve a escalar el viento
y a descubrir la muerte del pájaro profeta.
Ahora
es el fuego sometido. 
Ahora 
es la carne
la hoja
la piedra
perdidas en la fuente del tormento
como el navegante en el horror de la civilización
que purifica la caída de la noche.
Ahora
la muchacha halla la máscara del infinito
y rompe el muro de la poesía”

viernes, 24 de agosto de 2018

“Poema 23”, El árbol de Diana, Alejandra Pizarnik

una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo

la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos

miércoles, 22 de agosto de 2018

Complejo

Edipo sentencia mi condena en pleno agosto, cuando nos creemos más libres. Aquí tu recuerdo me acompaña, es una nube blanca y densa que no me deja ver. Se desvanece si la toco con los dedos. No es algodón, recuerdo -mis ojos en blanco-. A veces tan niña, tan imaginación...
Tras varias horas, me incorporo en un gesto de determinación: tengo que soltar, mis cadenas conducen la frustración a 230 voltios. Nadie es culpable -todos lo somos-, pensamiento sellado. Seguiré caminando, a ver qué sucede...

martes, 21 de agosto de 2018

Entra en su habitación, la ve vacía. Memento mori fugaz. Se siente una estrella que murió hace millones de años. Ella brilla y se mira en un espejo opaco. Se ha quedado ciega, la pobre muñeca.

miércoles, 18 de julio de 2018

Una mentira lanzada como una pelota. Como cuando jugábamos en el patio y yo me protegía del tiro colocando las manos sobre mi cabeza, cerrando los ojos con esfuerzo ingenuo. Las mentiras también nos protegen. Un espejo, en cambio, nos descubre. Mis ojos junto a los tuyos, que me miran distinto. Frente a los ojos del espejo, que responde a mi análisis, a mi pasado, lo que el reflejo no revela, las presiones, mi educación. Pero ellos siguen luchando contra todo eso. Como aquella papelera que el amor de mis 17 tiró y dio a parar a mi cabeza. Luego me abrazaba, me pedía perdón. Fue sincero, en aquel momento. Por qué creer que alguien no lo es. No están obligados al engaño si no es para estar a salvo. "Qué guapa", calumnian. ¡Falacia!, me respondo. Callaos, no sigais, dejadme silenciosa y taciturna... Me lanzo los balones.

lunes, 2 de julio de 2018

Los días pasan de largo,
evitando el roce, el cariño,
tan discretos que susurran.
Solo notas su ausencia cuando
los días, liberados,
se pierden en el cielo;
un globo, un punto, luego nada.
¡Adiós, mis días, adiós! 
Fuisteis esperanza 
y ahora os habéis quedado 
en cenizas de nostalgia. 
Restos de un pasado 
que solo yo restauro. 
Sois la pluma de un pájaro 
volando ligera, 
muriendo con levedad… 

martes, 19 de junio de 2018

Había una luz que no pertenecía a aquel lugar y que lo impregnó todo de onirismo. Una luz reveladora que me regó de verdad. Ante mis ojos, me observaba la futilidad de esto que llamamos realidad. Aquella noche vi el mundo en su belleza, enorme, incontrolable e intangible, como un reloj a contrarreloj. No fue el Aleph, pero pude llegar a entender. Recordé que mi reloj de muñeca se había detenido días atrás, pero que aquello no impedía que la canción siguiese sonando. Un pequeño accidente, encadenado a otros actos diferentes a los que podrían haber acontecido si yo no fuese yo, ni los demás fuesen los demás. El tiempo no se puede detener, es algo que aprendimos de pequeños sin más dilación. No se conocía protesta histórica. Que por mucho que cierre los ojos, no me despierto. Que los segundos los cuentan agujas invisibles que se enredan en mi pelo, en los anillos de mis dedos, los zapatos, mi ropa interior. El miedo empieza por m de muerte, y sigue con i de incertidumbre. Me precipito atrozmente sobre ellos.

martes, 22 de mayo de 2018

Duele, ergo escribo

Si hay dolor, 
entonces, 
escribo.
Todo lo guardo en un bolso 
con la cremallera abierta
de par en par
y el color a juego 
con mi sonrisa
desvanecida.
Reprimo la vida
y reivindico mi izquierdo,
que para los demás es su derecho.
Que yo lo que quiero 
es ser infeliz
y pequeña
como este bolso.
Que si hay dolor,
entonces,
escribo.

jueves, 10 de mayo de 2018

Vegas, Cernuda y Schopenhauer

Casualidades, como un mensaje que alguien me envía secretamente, un enmascarado que me recuerda lo que ya sé, lo que reprimo para poder seguir ilusionándome. Una señal. Primero, Nacho Vegas hablando del amor y de los erizos. Y yo preguntándome ¿qué pasa con los erizos? Así es que investigo. Y los versos me llevan a Cernuda, y de ahí a Schopenhauer. El ilustre filósofo me responde:

“Para defenderse del frío invernal, los erizos decidieron juntarse los unos a los otros para calentarse con su propio calor animal, pero, al acercarse, se pincharon y entonces se alejaron nuevamente; al alejarse, tuvieron de nuevo frío y se volvieron a acercar para calentarse, pero se pincharon nuevamente y, una vez más, se alejaron, buscando alternativas para protegerse del frío y de las picaduras. Todo esto hasta que, después de varios intentos, los erizos encontraron la distancia adecuada que les permitía no pincharse, sino calentarse, es decir, protegerse al mismo tiempo del frío y de la picadura”.

Y Luis, con su lírica, continúa:

“Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos. ¿Qué queda de las alegrías y penas del amor cuando éste desaparece? Nada, o peor que nada; queda el recuerdo de un olvido. Y menos mal cuando no lo punza la sombra de aquellas espinas; de aquellas espinas, ya sabéis”.

sábado, 21 de abril de 2018

"Stanislavsky", Nacho Vegas

"Viviré y moriré mil veces bajo estas luces
como un ser en rebelión que contiene multitudes.
Busco el dolor en mí, no, no a mí en el dolor
y empiezo preguntándome cómo, cuándo, dónde y por qué
siento aquí una herida que es mayor,
pero que se ha de volver menor.

Lo haga bien o lo haga mal,
ahórrense la ovación.
He prometido la verdad
y me descubro como actor.
Y trato de atisbar el mal,
mi alma espera una señal
que llega a la noche
y se clava agujas de coser
hasta el fondo una, y otra, y otra vez".

miércoles, 18 de abril de 2018

Juntos para siempre

Para el matrimonio de ancianos de la sala de espera del dentista de la calle Periodista Azzati de Valencia, sobraban las palabras. Como cada mañana desde hacía medio siglo, se habían despertado juntos, vestido juntos, desayunado juntos mientras él leía el periódico, caminado juntos a algún lugar. Los diálogos de antaño quedaron amordazados por los pensamientos privados, un lenguaje silencioso exigido por la costumbre cansada. Así guardaba cada uno para sí la intimidad de sus últimos soplos. Pero los unía una promesa que dominaba su mundo. Estos dos perros fieles se querrían –como un recuerdo y sin preguntas– hasta que la muerte los separase. 

miércoles, 4 de abril de 2018

¡Vivamos! 
Un grito a la vida. 
Pero desgarrado, 
incrédulo, 
trémulo. 
Un pétalo cayendo…

lunes, 2 de abril de 2018

¿Leerá alguien estos escritos algún día o se perderán en la nada conmigo? Me asalta la duda de si estas palabras serán inmortales; ellas al menos tienen la incerteza, es decir, la posibilidad, es decir, la libertad...

martes, 27 de marzo de 2018

Palabras

—Te diré algo importante… –indicó la niña.
Pero nunca pudo llegar a hacerlo. La niña se quedó muda de verdad.


Fue una noche mientras dormía, seis años después, que Martina recuperó el habla. Tuvo un sueño en el que recobraba la voz mientras huía de un asesino sin rostro. Como una premonición o un recuerdo de algo que nunca había ocurrido, soñó que al fin pronunciaba aquellas palabras que sobrevivían en su cabeza como un eco lejano. Pero entonces su interlocutor ya se había marchado, el tiempo había cambiado –¡ya era verano otra vez!-, aquel perrito inquieto se había cansado de ladrar, en el balcón hacía un calor insoportable, el bar de la esquina había bajado sus persianas tras la muerte del propietario, y la niña hacía tiempo que había dejado de ser una niña. Habiéndolo creído todo igual, Martina se dio cuenta de la cantidad de hechos fútiles que habían cambiado el escenario tras aquel silencio cautivo. Aquellas palabras nunca llegarían a vivir, quedarían sobrenadando la nada. Vacías de sonido, desnudas de sentido y defensa, su propia dueña muy pronto las olvidaría.