Pensando entre mis dedos
descubro el error de inventarte
enredando hilos fatídicos
que mi sinrazón desenvuelve.
Así, solo quizá,
duermo más tranquila.
Sin embargo,
¿tú también las oyes?,
el rumor de unas mariposas
en mi pecho cada viernes.
Tanta luz en sus retinas:
abro la boca y vuelan
envolviendo a quien las llama.
Sin embargo,
mira cómo se esconden
cada martes para recordar,
es decir,
recrear,
morir,
una vez ya no las miran.