La vida no era eso. Era energía, gravedad, ciclos. Los
planetas girando. Un árbol. La caída de una piedra que produce ondas concéntricas
en un riachuelo. La carcajada de un niño. Un abrazo firme. El ladrido de un
perro. Momentos que duraban nada pero que lo eran todo.
La vida era ellos, los
que siempre habían estado, los que llegaban para quedarse, para enseñarnos
pedazos de vida. Y también las lecciones que dejaban los que se marchaban para
siempre. Los que quizá volverían. Pistas acerca de nuestros siguientes pasos.
Mi vida… mi vida no eras tú. Mi vida era yo.
Me levanté de la cama, descompuesta pero decidida. Me quité la rabia y el miedo y me puse la ropa.
Era el momento de volver a vivir.
Me levanté de la cama, descompuesta pero decidida. Me quité la rabia y el miedo y me puse la ropa.
Era el momento de volver a vivir.