Te cuento,
algunas noches te digo,
y entonces me visitan
la muerte y los finales,
como tu rostro derrotado
que se evapora
en el cristal empañado.
Ya no nos vemos el uno al otro,
--o acaso lo hicimos
alguna vez--.
Así te reinvento
y te busco
donde ya no existes;
entero, beso tus piezas
y tú me abrazas,
sin dudar,
por primera vez.