martes, 10 de noviembre de 2020


Miro tu pelo, que me saluda al viento

y acaricia mi rostro acartonado.

Relajo los nervios, sonrío al tacto, 

y el deseo despierta en mí voces hibernadas 

que aplauden la llegada del otoño.

La esperanza se recompone 

y camina sobre las hojas caídas

que rugen cuando pasamos.

No nos importa el ruido de fuera,

escuchamos nuestros corazones nudos

que se aceleran con la cercanía,

y entrelazamos nuestras manos,

yo tan fría y tú bien cálida,

sopesando la armonía como arte.

Miro tu pelo templado

y te quiero cada día más

-Mi tándem, mi amiga, mi amante-.

viernes, 16 de octubre de 2020


Recuerdo el goteo del reloj

que consolaba mis lágrimas    

y mis gemidos volando 

nerviosos por la habitación

como fantasmas asustados.

Recuerdo el sonido punzante

de algún aparato monótono

que llamaba mi atención 

y me suplicaba que volviese.

Puse los pies en el suelo

y me tambaleé hasta mi amigo.

Recuerdo su abrazo derritiéndose

entre mis manos de hielo

y el silencio de octubre.

Ven, quiero contarte un secreto.

¿Adónde vamos?, estaba perdida.

No había luz y todo era tan real...

Pero podía escuchar el oleaje, 

mi fiel compañero,

y algunos destellos me guiñaban.

Era el mar, la única verdad

y eran mis pasos en la arena

de aquella noche inesperada

de sustos, puertas y golpes,

pero también de esta playa, 

llena de huellas que se borran

con el soplo de un amor limpio 

y libre

por una mano que me agarra 

y camina tranquila conmigo.

martes, 29 de septiembre de 2020

Es el día de tu abrazo final, 

mi pena se enreda en tu melena

y mi torso respira la melodía

de tu instrumento de fuego.

Desde el jardín,

somos una sola materia.

 

En este abrazo pausado,

me elevo y me pierdo

en el resplandor dorado

de una lámpara de rejilla,

que exuda esperanza y pinta 

tu nuevo hogar sin mí.

 

Me aferro a tu corazón, que arde 

mientras mis pupilas divergentes

retratan la imagen de la muerte

entre el polvo y las plantas resecas.

 

Este póstumo, abrazo eterno

que resucita el otoño, días 

con olor a rancio, y la primera 

luz del desenlace.

 

Entretanto, un viento fatigado

sopla recuerdos reinventados

y la sospecha punzante

de no volver a rozar

tu rostro cansado que busca

un amor que ya no existe.

 

Retiro tu mechón 

y me asomo a tus dos lunas

revelando su cara oculta.

Ojalá pudiera escalar tan alto, 

por encima de mis nubes

y quedarme a vivir en ellas.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

La mañana:

El reclamo de las alondras

levantando las dunas del tiempo

y el rumor de unas máquinas

tapando los últimos días de verano 

con la arena de nuestro reloj.

 

La noche es un eco en la montaña

y te venera con su mirada difusa.

Así tu rubor se torna fuego

y me impulsa a cada paso,

acompasado por el redoble 

de tazas y cucharas

que pregonan un nuevo día.

 

Si me miras de mañana,

ahuyentas las sombras

que estiran y tensan 

el frágil temblor 

de mis pensamientos.

Parece todo tan sincero,

que por un momento soy feliz.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Irreal

Mis piernas chorrean ríos de agua amarga

y yo las abrazo sintiéndome una princesa

que duerme sobre una nube 

cada vez más corpórea

en la que estoy aprendiendo a vivir.

Me aferro a ellas para no olvidar

que sigo en esta playa, dentro de mí

y que esto no es un sueño.

Bajo la droga del miedo

el vértigo oprime mi cabeza

y como una fuente, 

emano un grito de auxilio.

jueves, 2 de julio de 2020

Julio nos asfixia,
el sol hace tic-tac 
y yo me derrito 
como el grito
en ecos graves…

martes, 9 de junio de 2020

Autopsia

Hace falta valor para unir los pedazos del silencio
que con cauta intención me dejaron muda.
Hoy ya no callo ni pretendo. Lanzo esta cruz
y enciendo la luz cuando el sol se esconde. 
Charlamos entre las flores y los ecos 
de un verano que entró de puntillas, 
y que ahora camina garboso y en tirantes,
embriagado por los colores del asombro.
La culpa va así despojándose
para hacerme sentir de nuevo parte:
Un tanto más humana y menos individuo.

jueves, 23 de abril de 2020

Quarantine Self-reflection

I wander through a glass house
Burying my face with my cold hands:
I refuse to glimpse
The grim reflection of Lie.

I sneak on my tiptoes
Reminding me of a plodding dancer,
Longing to reach the sky
For then surrender
And miss the void 
That surrounds me,
I - All absolved and righteous.