miércoles, 23 de septiembre de 2020

La mañana:

El reclamo de las alondras

levantando las dunas del tiempo

y el rumor de unas máquinas

tapando los últimos días de verano 

con la arena de nuestro reloj.

 

La noche es un eco en la montaña

y te venera con su mirada difusa.

Así tu rubor se torna fuego

y me impulsa a cada paso,

acompasado por el redoble 

de tazas y cucharas

que pregonan un nuevo día.

 

Si me miras de mañana,

ahuyentas las sombras

que estiran y tensan 

el frágil temblor 

de mis pensamientos.

Parece todo tan sincero,

que por un momento soy feliz.

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