martes, 31 de mayo de 2016

Primera mañana de junio


“Junio”, Octavio Paz:

Bajo del cielo fiel Junio corría
arrastrando en sus aguas dulces fechas…

Llegas de nuevo, río transparente,
todo cielo y verdor, nubes pasmadas,
lluvias o cabelleras desatadas,
plenitud, ola inmóvil y fluente.

Tu luz moja una fecha adolescente:
rozan las manos formas vislumbradas,
los labios besan sombras ya besadas,
los ojos ven, el corazón presiente.

¡Hora de eternidad, toda presencia,
el tiempo en ti se colma y desemboca
y todo cobra ser, hasta la ausencia!

El corazón presiente y se incorpora,
mentida plenitud que nadie toca:
hoy es ayer y es siempre y es deshora.

jueves, 26 de mayo de 2016

Eduardo Galeano - La canción de nosotros

"(...) -No entiendo por qué volviste.

 Y retira la mano. La mano de Mariano queda sola sobre la mesa, con la palma vuelta hacia arriba. Tiene la línea de la vida larga pero muy tajeada.
 -No entiendo. Me habías dicho: "No nos vamos a ver más. Somos libres". Yo me quedé muda mirándote la espalda y te perdiste en la esquina de la estación. ¿Qué esperabas? ¿Que te corriera atrás? ¿Que te llamara a gritos? ¿Para qué quería yo esa libertad que me regalabas? ¿Para qué la quería?
(Mariano escuchaba los ecos de sus propios pasos y llevaba la cabeza vacía por dolorosa victoria de la voluntad, pero al llegar a la estación del ferrocarril se le metió por los oídos el estrépito de la máquina aproximándose, y entonces supo que desde ahora le harían falta los navegantes misteriosos que tan a menudo se perdían, por puro gusto, en los desfiladeros de niebla de la memoria o la imaginación de esta muchacha. Trepó por los peldaños de fierro y supo que ella sería, desde ahora, una nuca entrevista en la muchedumbre o un perfil que se escapa, una voz adivinada entre otras voces. Que él se daría vuelta bruscamente y echaría a correr y tomaría a una mujer por el brazo: que se equivocaría siempre. Entró al vagón de pasajeros y se sentó en uno de los viejos asientos de paja de la época de los ingleses y supo que ella persistiría: escuchó el traqueteo de las ruedas sobre los rieles y supo que ella persistiría, persistirá: en verano, en los túneles de hojas, convertida en un sanantonio que te camina por el brazo, o en las noches de julio, llenando una silla vacía en la complicidad humosa de los cafés. Llegó a destino y se bajó, mareado, y seguía sabiendo que ella continuaría oliendo a sí misma en su memoria, deambulando desnuda por la región nochera de sus sueños: que ella sería, que será, una cicatriz que a veces hace cosquillas y a veces late y a veces arde y a veces duele. Y sintió la necesidad de volver y por lo menos decir: "Nunca nada". Por lo menos decir: "Como esto, nunca nada". Y no volvió.)

  - Clara.

  - Sí.

 (...)"

domingo, 8 de mayo de 2016

Sobre el eco


Me encanta la palabra eco. Eco fue un gato que formó parte de mis días, y de mis noches. Eco es un sonido repetido. Eco es alguien servil y dependiente. Un eco-logista. Un eco es un recuerdo constante en nuestra memoria, un tambor, una idea que se rumorea, las ondas del agua.

Cuando tu mirada chocó con la mía


Ayer te vi. Tú me viste. Y ni el mundo ni tú os parasteis a salvarme. Tú sorprendida y yo corazón en la garganta. Qué encuentro tan inesperado, ¿verdad? Yo te buscaba, ciertamente. Buscaba aquello que no ocurrió, que nunca ocurrirá. Nuestras manos no volverán a entrelazarse nunca porque las tienes pringadas de mierda. ¿Sabes que moriremos sin volver a hacerlo? Y ni siquiera parece importarte. En cuanto a mí, si en otro tiempo hubiese ensuciado hasta mis ojos por ti, ahora entiendo que mi vida es la gente que está, la que me deja ver, no la que se va o la que me pinta lágrimas de dolor, o la cobarde, la que no afronta. Esas personas me apenan. Y no me haré la fuerte ni fingiré que no lloré cuando nuestras miradas se cruzaron. Tampoco negaré que me ahogué por unos minutos, garganta pequeña y respiración entrecortada, y que tuve que parar el coche en seco para recobrar la calma. Mi mundo se vino abajo ante la idea tan terrible de no ser juntas nunca más. Como un día soñamos, como yo creí. Fui a casa de Andrea para volver en mí. Al vernos nos abrazamos y sentí que la vida irrumpía de nuevo.

"Cuando tu mirada chocó con la mía y el tiempo no supo si seguir avanzando o colapsar", Jaime Sabines.

jueves, 5 de mayo de 2016

Versos

Sí, hoy puedo recordar
cómo esos cielos de abril
no dejaban de sonar
dentro de mi habitación.

Es difícil descubrir
que aquel soy yo.

Hace ya tanto tiempo,
casi cien años.


McEnroe