domingo, 8 de mayo de 2016

Cuando tu mirada chocó con la mía


Ayer te vi. Tú me viste. Y ni el mundo ni tú os parasteis a salvarme. Tú sorprendida y yo corazón en la garganta. Qué encuentro tan inesperado, ¿verdad? Yo te buscaba, ciertamente. Buscaba aquello que no ocurrió, que nunca ocurrirá. Nuestras manos no volverán a entrelazarse nunca porque las tienes pringadas de mierda. ¿Sabes que moriremos sin volver a hacerlo? Y ni siquiera parece importarte. En cuanto a mí, si en otro tiempo hubiese ensuciado hasta mis ojos por ti, ahora entiendo que mi vida es la gente que está, la que me deja ver, no la que se va o la que me pinta lágrimas de dolor, o la cobarde, la que no afronta. Esas personas me apenan. Y no me haré la fuerte ni fingiré que no lloré cuando nuestras miradas se cruzaron. Tampoco negaré que me ahogué por unos minutos, garganta pequeña y respiración entrecortada, y que tuve que parar el coche en seco para recobrar la calma. Mi mundo se vino abajo ante la idea tan terrible de no ser juntas nunca más. Como un día soñamos, como yo creí. Fui a casa de Andrea para volver en mí. Al vernos nos abrazamos y sentí que la vida irrumpía de nuevo.

"Cuando tu mirada chocó con la mía y el tiempo no supo si seguir avanzando o colapsar", Jaime Sabines.

No hay comentarios:

Publicar un comentario