Hace falta valor para unir los pedazos del silencio
que con cauta intención me dejaron muda.
Hoy ya no callo ni pretendo. Lanzo esta cruz
y enciendo la luz cuando el sol se esconde.
Charlamos entre las flores y los ecos
de un verano que entró de puntillas,
y que ahora camina garboso y en tirantes,
embriagado por los colores del asombro.
La culpa va así despojándose
para hacerme sentir de nuevo parte:
Un tanto más humana y menos individuo.