miércoles, 18 de julio de 2018

Una mentira lanzada como una pelota. Como cuando jugábamos en el patio y yo me protegía del tiro colocando las manos sobre mi cabeza, cerrando los ojos con esfuerzo ingenuo. Las mentiras también nos protegen. Un espejo, en cambio, nos descubre. Mis ojos junto a los tuyos, que me miran distinto. Frente a los ojos del espejo, que responde a mi análisis, a mi pasado, lo que el reflejo no revela, las presiones, mi educación. Pero ellos siguen luchando contra todo eso. Como aquella papelera que el amor de mis 17 tiró y dio a parar a mi cabeza. Luego me abrazaba, me pedía perdón. Fue sincero, en aquel momento. Por qué creer que alguien no lo es. No están obligados al engaño si no es para estar a salvo. "Qué guapa", calumnian. ¡Falacia!, me respondo. Callaos, no sigais, dejadme silenciosa y taciturna... Me lanzo los balones.

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