Mis párpados son guillotinas
que decapitan la calma latente
cuando me miras de lejos.
Al otro lado del muro contemplo la vista:
Es tarde y la marea se eleva
arrastrando a su paso a bañistas sorprendidos
que se abandonan a la corriente.
El agua cubre la arena del reloj que rompí,
pero detiene su conquista
antes de golpear mis pies impasibles.
antes de golpear mis pies impasibles.
Cuando bajo la mirada,
mis párpados hablan por mi garganta
y decapitan la calma latente.
mis párpados hablan por mi garganta
y decapitan la calma latente.
Si pudiera rompería todos los relojes para así parar la vida... y saborearla bien.
ResponderEliminarPrecioso poema.
Besos grandes.