Pero las hay que se suicidan y se
entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la
vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las
emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas
inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.
Julio Cortázar, "Historias de Cronopios y de Famas".
Reflexión:
Las gotas aplastadas de Cortázar son gotas que se han rendido, que han sucumbido, que tras un lapso de incertidumbre o lucha o juego –vaya usted a saber– caen empujadas por esa gravedad esclava que nos somete a todos. Todos estos verbos que he utilizado reflejan la idea de fracaso, pues hemos aprendido que caer duele, es propio de débiles, mas no lo podemos evitar, y para colmo lloramos o nos sentimos indefensos, incapaces de recuperarnos y volver a las andadas -fíjese en el paralelismo con una enfermedad-. El aplastamiento de las gotas parece su sentencia de muerte, un final injusto y trágico. Dios o destino. Somos tan egocéntricos que sentimos pena porque nos creemos gota aplastada, pero solo las vemos desde fuera, en nuestra ventana, puro teatro, melancólicos, distantes, y para qué profundizar, yo me quedo aquí con mi verdad, nos decimos.
Reflexión:
Las gotas aplastadas de Cortázar son gotas que se han rendido, que han sucumbido, que tras un lapso de incertidumbre o lucha o juego –vaya usted a saber– caen empujadas por esa gravedad esclava que nos somete a todos. Todos estos verbos que he utilizado reflejan la idea de fracaso, pues hemos aprendido que caer duele, es propio de débiles, mas no lo podemos evitar, y para colmo lloramos o nos sentimos indefensos, incapaces de recuperarnos y volver a las andadas -fíjese en el paralelismo con una enfermedad-. El aplastamiento de las gotas parece su sentencia de muerte, un final injusto y trágico. Dios o destino. Somos tan egocéntricos que sentimos pena porque nos creemos gota aplastada, pero solo las vemos desde fuera, en nuestra ventana, puro teatro, melancólicos, distantes, y para qué profundizar, yo me quedo aquí con mi verdad, nos decimos.
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