miércoles, 14 de marzo de 2018

El día que murió Hawking

¡La muerte, la muerte, la muerte!
repetía desesperada
y no encontraba calma en su alma
no había quien la pudiera apaciguar
porque el amor esa palabra vacía
era otro hueco la oscuridad una caída
y los agujeros la asustaban
el principio su final y la nada
así eran sus miedos 
redondos y cíclicos
como la tierra
como esa estrella
como esta vida

dichosa vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario