jueves, 8 de marzo de 2018

La paradoja de la ausencia presente


Es conocido entre las muchachas que las noches son para pensar. Si, perdida en tus ensoñaciones, ocurre que sientes una ausencia muy cerca de ti, preocúpate. Te contaré un secreto que pocas sabemos y muchos conocen: las ausencias no existen. Tampoco debe cundir el pánico, no permitas jamás que ausencia y miedo coincidan en un mismo lapso. Destápate lentamente –seguramente sea invierno–, dirígete a la cocina, bébete un vaso de agua tibia… glup, trágate la verdad de los fuertes, o de los que lo aparentan ser (con esto bastaría).

Yo fui de las afortunadas, a mí me enseñaron a no creer en ideas. ¿Sabes?, hay que ser práctica. Una ausencia es invisible, ni siquiera un objeto inanimado se digna a ser llamado así ("Soy tangible por ti, ergo existo", sería su argumento). La ilusión de estocolmo esculpió para ti ausencias con forma de rostros divinos, y ahora que todo ha cambiado, las casas, la distancia en pasos, los relojes locos, ahora te toca salir a luchar contra alucinaciones medievales preconcebidas. Qué lastre, ese realismo tan confuso. Pobres de vosotras, pobres condenadas, pequeñas Chillidas artistas del vacío y el silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario