sábado, 21 de abril de 2018

"Stanislavsky", Nacho Vegas

"Viviré y moriré mil veces bajo estas luces
como un ser en rebelión que contiene multitudes.
Busco el dolor en mí, no, no a mí en el dolor
y empiezo preguntándome cómo, cuándo, dónde y por qué
siento aquí una herida que es mayor,
pero que se ha de volver menor.

Lo haga bien o lo haga mal,
ahórrense la ovación.
He prometido la verdad
y me descubro como actor.
Y trato de atisbar el mal,
mi alma espera una señal
que llega a la noche
y se clava agujas de coser
hasta el fondo una, y otra, y otra vez".

miércoles, 18 de abril de 2018

Juntos para siempre

Para el matrimonio de ancianos de la sala de espera del dentista de la calle Periodista Azzati de Valencia, sobraban las palabras. Como cada mañana desde hacía medio siglo, se habían despertado juntos, vestido juntos, desayunado juntos mientras él leía el periódico, caminado juntos a algún lugar. Los diálogos de antaño quedaron amordazados por los pensamientos privados, un lenguaje silencioso exigido por la costumbre cansada. Así guardaba cada uno para sí la intimidad de sus últimos soplos. Pero los unía una promesa que dominaba su mundo. Estos dos perros fieles se querrían –como un recuerdo y sin preguntas– hasta que la muerte los separase. 

miércoles, 4 de abril de 2018

¡Vivamos! 
Un grito a la vida. 
Pero desgarrado, 
incrédulo, 
trémulo. 
Un pétalo cayendo…

lunes, 2 de abril de 2018

¿Leerá alguien estos escritos algún día o se perderán en la nada conmigo? Me asalta la duda de si estas palabras serán inmortales; ellas al menos tienen la incerteza, es decir, la posibilidad, es decir, la libertad...

martes, 27 de marzo de 2018

Palabras

—Te diré algo importante… –indicó la niña.
Pero nunca pudo llegar a hacerlo. La niña se quedó muda de verdad.


Fue una noche mientras dormía, seis años después, que Martina recuperó el habla. Tuvo un sueño en el que recobraba la voz mientras huía de un asesino sin rostro. Como una premonición o un recuerdo de algo que nunca había ocurrido, soñó que al fin pronunciaba aquellas palabras que sobrevivían en su cabeza como un eco lejano. Pero entonces su interlocutor ya se había marchado, el tiempo había cambiado –¡ya era verano otra vez!-, aquel perrito inquieto se había cansado de ladrar, en el balcón hacía un calor insoportable, el bar de la esquina había bajado sus persianas tras la muerte del propietario, y la niña hacía tiempo que había dejado de ser una niña. Habiéndolo creído todo igual, Martina se dio cuenta de la cantidad de hechos fútiles que habían cambiado el escenario tras aquel silencio cautivo. Aquellas palabras nunca llegarían a vivir, quedarían sobrenadando la nada. Vacías de sonido, desnudas de sentido y defensa, su propia dueña muy pronto las olvidaría.

jueves, 15 de marzo de 2018

El río y el arrebol

La sospecha demente de que el río arrastre tu nombre, esa paz agonizante del agua evaporada. Y de que el arrebol me hable siempre de ti, el mismo que teñía el crepúsculo de aquella primavera nuestra, cuando despeinada me asomaba a tu balcón y las nubes de coral me descubrían deseando que fuesen las siete para siempre.

miércoles, 14 de marzo de 2018

El día que murió Hawking

¡La muerte, la muerte, la muerte!
repetía desesperada
y no encontraba calma en su alma
no había quien la pudiera apaciguar
porque el amor esa palabra vacía
era otro hueco la oscuridad una caída
y los agujeros la asustaban
el principio su final y la nada
así eran sus miedos 
redondos y cíclicos
como la tierra
como esa estrella
como esta vida

dichosa vida.