lunes, 26 de noviembre de 2018

Un eco del pasado 
camina descalzo por casa:
La desdicha feliz 
y la distancia perdida
de un tiempo en que las nubes
cubrían de música 
la ciudad de Manchester.

Entonces yo buscaba...
¿Qué buscaba?
Un lugar para bailar.

Tuve que volver 
para escuchar mis latidos:
Que en mi pecho habita 
un ejército invencible 
y con inocencia entona
una canción de amor. 

martes, 20 de noviembre de 2018

Yo, tratando de entender 
que en mi antiguo baúl 
guardo todo lo que soy.
Yo, buscando la verdad
entre mis ropas
y encontrando solo pedazos
silenciosos.
Yo, sola frente a mí, 
mirándome 
en un espejo agrietado
que trasluce el ideal,
dentro de mí, 
luchándome.

viernes, 16 de noviembre de 2018

Me precipito
empapada de imágenes
desteñidas:
Mi cuerpo transparente
busca el abrazo
de un rostro cubierto
por un tupido velo
que me seque.
Corres así, a ciegas,
pero consigues ver
las formas y señales
que te empujan a lanzarme
por la espalda
a la isla extranjera.
Hastiada nado
por un mar de palabras 
que envuelven mi pecho,
prieto y arrobado,
para regalar
un martes y trece
al reflejo
de las nubes 
en mis lágrimas.

domingo, 28 de octubre de 2018

Tu ausencia cede su asiento a mi don. 
Sola canto a la calma de nuestro suicidio; 
caímos al mar
y la catarsis empujó las olas 
hasta mi orilla.
Aquí nado desnuda y libre
para sorpresa de los viajeros.

sábado, 27 de octubre de 2018

Luces de fiesta

Cuarenta millones de frío
han tallado mis huesos
y han abierto la cicatriz
que decora mis venas.
Venus, esférica y brillante.
Una figura blanca y lisia
que abraza fantasmas
en una jaula de mármol 
trasluciendo el universo.
Hay fiesta en el vacío:
las luces son de invierno 
y la música es un rumor 
que danza el vals de las horas 
que rompimos al usarnos.

lunes, 22 de octubre de 2018

El ciclo de la lluvia

No sabes de las veces 
que ha llovido tu nombre
desde mis dedos raudos,
impulsados por un viento
que gimotea palabras
traslúcidas, cansadas 
- no era
             nuestra
      vida.
Hay pensamientos 
que como nubes se elevan
al calor de un verano claro
y en algún lugar se abrazan
a tus nublos de tormenta.
Es así que lloran juntos
y entonces, mis manos 
gotean tu nombre.

lunes, 1 de octubre de 2018

Un nuevo final ata un nudo marinero
al cuello de mi estómago,
inundado de flashes cribados
que desorientan al capitán.
Los cirios están apagados, consumidos
por tu soplo y mis berridos.

Con las prisas olvidé nombres y fechas
y te inventé distinta,
una playa donde fui feliz, no fui feliz,
de la que me estoy alejando sin querer,
a la que vuelvo buscando fantasmas
que se reflejan en el agua,
junto a los peces agonizados.

Respiro,
soy consciente de que respiro,
y de que las gaviotas tienen las alas rotas
porque un flechazo las hirió
una mañana de domingo,
cuando al fin descansas
y entiendes el tedio
y el miedo.

Me abrazan en cada interludio
entre el ayer y el mañana,
y con los ojos vendados
me dirigen a una sala
donde celebran mis años,
donde el eco es un gato que huyó
hacia la montaña
y me visita por las noches.