martes, 8 de febrero de 2022

 

Silencio en la casa, el mar ruge

y la luna de febrero apaga mi luz.

Queda una llama en mí que no calienta

y mi cabeza triste se sueña

cortando carne cruda y fétida.

Mi madre me habla, ¿qué dice?, 

me advierte:

hay espíritus en el hogar

que entran de estampida

y pisotean mi cama 

en órbitas incesantes.

¡Parad!, ordeno a las sombras,

que como hijas obedientes

vuelven a mi centro.

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