Una y otra y otra canción se suceden
como todas las vidas que poseo
de lugar y pieles mudables.
Bailarina de mirada perdida,
mi instinto delira
y mi memoria estridente
fragmenta las escenas
con vidrios volteados
y luces cambiantes.
Recuerdo, sin embargo,
tus ojos esquivos
que vuelven a enfocarme;
silenciosa en la pista,
sostengo mi vaso vacío
y consiento el juego eventual.
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