Encontrar la felicidad en el sonido de una cuchara
removiéndose en la taza. En el aroma del café. En el olor a mañana de junio que
anuncia un verano inquietante. Ver felicidad en el cielo, en las nubes. En las
teclas de ordenador que forman letras que forman frases que forman
sentimientos. Encontrar felicidad en mis sentimientos. Alegres o tristes. Al fin
y al cabo siempre efímeros. Ciclos, piedras sobre las que tropezar, manos a las
que agarrarse y fuerza interior antes desconocida. He renacido. Pero me falta
algo... Por ejemplo, la soledad calmada de un hogar propio a su lado, mi caballito
trotador, mi cabrita loca. Sus ojos brillantes y tristes, que me miran fijamente.
Su cola inquieta de alegría. Su inocencia infantil con instinto animal. No. No cuenta
como error, porque su mero recuerdo también me hace feliz.
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