Lo siento, mi vida. Mi corazón no late con
tanta fuerza. No sé cómo reactivarlo. No sé cómo reactivarme a mí misma. Los
miedos me han paralizado. El miedo a la caída de un pétalo, al derramamiento de
una gota de café sobre el sofá, a la ruptura de una botella de cristal sobre el
suelo. Tengo miedo a la vida y a su final. Tengo miedo a todos los finales
posibles de todas las personas que existen. Incluso de las malas. Tengo miedo a
la oscuridad de nuestros corazones. No puedo comprender nada de este mundo.
Universos con galaxias y sistemas con astros. Y entre todo aquello, nosotros. Y
justo aquí y ahora, yo. Y nunca más. Quién narices soy yo, sino un punto
insignificante dentro de un algo infinito y sin sentido. Por qué estamos aquí, luchando y
levantándonos cada día, llenos de sentimientos, alegrías y desgracias, si
mañana no seguiremos para recordarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario