domingo, 8 de agosto de 2021

8/8


Despierto, pero sigo durmiendo,

y sueño, por ejemplo, que vivo;

que voy al baño y me lavo la cara 

y me cepillo los dientes

golpeados por un año confuso.

Es un domingo nublado de agosto

y yo me siento una nube

que se desliza y llora y nada y vuela.

Me aferro a esta silla para no caer

                                 y me abrazo fuerte:

“te quiero, niña imperfecta y sensible,

el cielo hoy lloverá tus recuerdos tristes”.

sábado, 17 de julio de 2021

Árbol o amor


Mis padres me enseñaron 

a oler todas las flores

a ser planta de verano

y crecer entre las dunas.

¿Será por eso que siempre 

acabo volviendo aquí?

Quisiera ser tan bonita

como una flor disecada

          con todas sus espinas

Quisiera echar raíces

en este mes de julio

y morir eternamente

en el jarrón de una terraza.


jueves, 17 de junio de 2021


Valencia vive bajo el cielo más nublado de mi historia:

Su filtro gris se cuela por nuestras gargantas y hacemos su digestión.

Las flores han perdido su fuerza

y nosotros caminamos encorvados,

cediendo a la gravedad 

y a nuestra insalvable apatía.

viernes, 28 de mayo de 2021


Hay una voz dentro de mí que ruge feroz

como el mar en borrasca,

pero se queda callada en la orilla.

Mis pensamientos nadan en su caja

y luchan por abrir mis párpados

que tiemblan nerviosos. 

Mi cuerpo, 

pausado,

se encoge en un pareo 

descolorido

y se protege del frío 

del sol.

Los colores del invierno se quedaron a dormir en este sitio

y en la primera luz del alba la piel se me erizó de miedo.

Hace tiempo que tengo frío

y nada consigue abrigarme.

martes, 10 de noviembre de 2020


Miro tu pelo, que me saluda al viento

y acaricia mi rostro acartonado.

Relajo los nervios, sonrío al tacto, 

y el deseo despierta en mí voces hibernadas 

que aplauden la llegada del otoño.

La esperanza se recompone 

y camina sobre las hojas caídas

que rugen cuando pasamos.

No nos importa el ruido de fuera,

escuchamos nuestros corazones nudos

que se aceleran con la cercanía,

y entrelazamos nuestras manos,

yo tan fría y tú bien cálida,

sopesando la armonía como arte.

Miro tu pelo templado

y te quiero cada día más

-Mi tándem, mi amiga, mi amante-.

viernes, 16 de octubre de 2020


Recuerdo el goteo del reloj

que consolaba mis lágrimas    

y mis gemidos volando 

nerviosos por la habitación

como fantasmas asustados.

Recuerdo el sonido punzante

de algún aparato monótono

que llamaba mi atención 

y me suplicaba que volviese.

Puse los pies en el suelo

y me tambaleé hasta mi amigo.

Recuerdo su abrazo derritiéndose

entre mis manos de hielo

y el silencio de octubre.

Ven, quiero contarte un secreto.

¿Adónde vamos?, estaba perdida.

No había luz y todo era tan real...

Pero podía escuchar el oleaje, 

mi fiel compañero,

y algunos destellos me guiñaban.

Era el mar, la única verdad

y eran mis pasos en la arena

de aquella noche inesperada

de sustos, puertas y golpes,

pero también de esta playa, 

llena de huellas que se borran

con el soplo de un amor limpio 

y libre

por una mano que me agarra 

y camina tranquila conmigo.

martes, 29 de septiembre de 2020

Es el día de tu abrazo final, 

mi pena se enreda en tu melena

y mi torso respira la melodía

de tu instrumento de fuego.

Desde el jardín,

somos una sola materia.

 

En este abrazo pausado,

me elevo y me pierdo

en el resplandor dorado

de una lámpara de rejilla,

que exuda esperanza y pinta 

tu nuevo hogar sin mí.

 

Me aferro a tu corazón, que arde 

mientras mis pupilas divergentes

retratan la imagen de la muerte

entre el polvo y las plantas resecas.

 

Este póstumo, abrazo eterno

que resucita el otoño, días 

con olor a rancio, y la primera 

luz del desenlace.

 

Entretanto, un viento fatigado

sopla recuerdos reinventados

y la sospecha punzante

de no volver a rozar

tu rostro cansado que busca

un amor que ya no existe.

 

Retiro tu mechón 

y me asomo a tus dos lunas

revelando su cara oculta.

Ojalá pudiera escalar tan alto, 

por encima de mis nubes

y quedarme a vivir en ellas.