jueves, 29 de junio de 2017

Amor líquido

Paralizados entre el dolor 
y el placer, 
diluidos en pasado, presente 
y futuro,
opacos y ambivalentes, 
frenando nuestros pasos 
hacia lo más ansiado 
y lo más temido 
por la humanidad. 

viernes, 31 de marzo de 2017

LA NOCHE DE SANTIAGO - Alejandra Pizarnik

Sí –dije– ve, ve, ve (sintiéndome, oh siempre, en el centro exacto del abandono). Vi sus ojos en el resplandor cortado de oscuridades hirientes, súbitas. Vi sus ojos en el sonido de la tormenta, en los colores ardiendo como pájaros muy efímeros. Que se vaya –me dije– yo no pretendo, no intento, no comprendo. No me dejes –dijo– no me exiles de ti. En lo alto, en lo puro del abandono. Llamarme a mí pequeña abandonadora. Antes de desaparecer vi sus ojos no comprendiendo. Trémulo gesto de mi cara para ir a llorar importantemente en la noche del no se sabe quién es abandonado.

lunes, 20 de febrero de 2017

Les muntanyes de la meua terra

Les muntanyes amaguen foc a l’horitzó, el dia ens desitja una bona nit i jo creme amb el sol: de vida, de saber que sóc, que seguisc, que cada dia guanye alguna cosa. Em sent part d’aquest entorn, que no és meu, però del qual m’he apropiat. Sóc part del tot, un ésser viu amb plena consciència de vida. L’estiu arriba: la platja i la muntanya celebren el seu carnaval.

Les immenses ones terrestres fan d’espill al mar, mirant-se cara a cara, fent competència a la definició ideal de bellesa. El color verd impera la comarca; és la única esperança que ens queda. Tan natural i primitiu tot que no podrien matar-ho sense matar-se a si mateixos. Només ens queda estimar la seua innocència, com si fóra un xiquet. Les dunes somiadores intenten volar, però les flors receloses les obliguen a quedar-se. Com dir que no al seu esplendor. La sorra rellisca entre els dits dels meus peus, suau i fresca, i jo jugue amb ella a atrapar el temps que s’escapa. El seu tacte, però, em relaxa. Allà lluny uns gossos es mosseguen i corren lliures per tot arreu, portats pels seus instints, sense cap coneixement de la seua felicitat humil. Un d’ells té por a l’aigua; l’altre aprofita eixa debilitat per guanyar la batalla.

El vent empenya les veles, les rodes de les bicicletes giren, tothom es dirigeix cap algun lloc; semblen tenir clar el seu destí. Hi ha moviment, res es deté. Però tot avança amb silenci. Si poses atenció escoltes alguns crits sobtats dels amos. També les ones fan soroll en saludar la vora de la mar, xopant la sorra privilegiada de primera línia de platja, que absorbeix l’aigua com si tinguera una set mai insaciable. Però això és silenci. És una pau que omple els cors de la gent, que fa creure que no hi ha res dolent en la naturalesa. Qui podria presenciar eixa estampa i no sentir una bondat absoluta. El cel observa des de dalt, fent fotografies en pla picat. Hui obri l’estiu lliure de núvols blancs, tot homogeni i impertorbable, com si no amagara planetes, estrelles i milions d’astres a la seua esquena, com si no guardara el secret de la història de la vida. El negre només té lloc en els insectes, que volen o caminen cap ací i cap allà, qui sap a on van. I en les meues pupil·les, que els segueixen fins que els perden.


Allà enmig –un centre que em té a mi com a referència egocèntrica– estic jo asseguda, tan insignificant i desconcertada, una xicoteta ciutat gris enmig de la natura. Tanque els ulls per sentir l’aire marí, però els òbric ràpidament, poregosa de perdre qualsevol ínfim detall que mai tornarà d’igual manera. Sovint em pregunte si ella pensa em mi como jo ho faig quan veig aquesta escena que mai podré dividir del seu record, i sentisc tristesa, o nostàlgia. O potser és felicitat per allò viscut i per ser capaç de recordar-ho. Torne a mirar cap al foc de l’horitzó i endevine que el meu destí es troba allà, un lloc utòpic al qual mai arribaré però que sempre m’obligarà a caminar. Jo, un cos humà en un univers infinit, deixe els pensaments minúsculs a banda, m’alce i comence a passejar.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Razón de amor - Pedro Salinas

Torpemente el amor busca. 
Vive en mí como una oscura 
fuerza extrañada. No tiene 
ojos que le satisfagan 
su ansia de ver. Los espera. 
Tantea a un lado y a otro: 
se tropieza con el cielo, 
con un papel, o con nada. 
Ni aire ni tierra ni agua 
le sirven para salir 
desde su mina a la vida, 
porque él ni vuela ni anda. 
Sólo quiere, quiere, quiere, 
y querer no es caminar, 
ni volar, con pies, con alas 
de otros seres. El amor 
sólo va hacia su destino 
con las alas y los pies 
que de su entraña le nazcan 
cada día, que jamás 
tocaron la tierra, el aire, 
y que no se usaron nunca 
en más vuelos ni jornadas 
que los de su oficio virgen. 
Y así mientras no le salgan, 
fuerzas de pluma en los hombros, 
nuevas plantas, 
está como masa oscura, 
en el fondo de su mar, 
esperando que le lleguen 
formas de vida a su ansia. 
Se acerca el mundo y le ofrece 
salidas, salidas vagas: 
una rosa, no le sirve. 
El amor no es una rosa. 
Un día azul; el amor 
no es tampoco una mañana. 
Le brinda sombras, espectros, 
que no se pueden asir, 
llenos de incorpóreas gracias; 
pero un querer, aunque venga 
de las sombras, 
es siempre lo que se abraza. 
Y por fin le trae un sueño, 
un sueño tan parecido 
que se siente todo trémulo 
de inminencia, al borde ya 
de la forma que esperaba. 


Que esperaba y que no es: 
porque un sueño sólo es sueño 
verdadero 
cuando en materia mortal 
se desensueña y se encarna. 
Y allá se vuelve el amor 
a su entraña, 
a trabajar sin cesar 
con la fe de que de él salga 
su mismo salir, la ansiada 
forma de vivirse, esa 
que no se puede encontrar 
sino a fuerza 
de esperar desesperado: 
a fuerza de tanto amarla. 

lunes, 23 de enero de 2017

El olvido como recuerdo


Desde que te fuiste,
los días son más tranquilos.

Ha desaparecido el sobresalto,
el colmillo hendido en la espalda,
el ruido de todas las ambulancias.

Desde que te fuiste, también,
te recuerdo de otra manera.

Escucho tu risa en lugares en los que no estuvimos,
el aire me trae recuerdos que me golpean las sienes,
hay aullidos sin cuerpo que me sorprenden al quedarme sola.

No consigo acostumbrarme.

He cambiado el llanto anunciado
por lágrimas que me sorprenden en mitad de la carretera.

El otro día, pasé por esa calle que habitamos
cuando ser felices era cuestión de mirarnos a los ojos.
Vi dos sombras apoyadas sobre la encimera
de la misma cocina donde veíamos el futuro
sin necesidad de hacer ningún truco.

Pensé en todas las cosas que no he podido contarte.

Pensé, también, que jamás se abrazarían
como lo hacíamos tú y yo
cuando apretarse era algo más que buscar abrigo.

...


domingo, 22 de enero de 2017

Si vieras - Standstill

Si vieras lo mal que lo he llegado a hacer. 
Si vieras algunas cosas que sí he hecho bien. 
Si vieras lo que es mirar, una y otra vez, 
las cartas de mi única partida. 

Si vieras la imagen que guardo aún de ti, 
poniendo música a un mundo tan pequeño. 
Tan quieto estaba, tus ojos brillaban, 
creías que no te veía. 

Si vieras que no sé ni siquiera si te reconocerías... 

Si vieras que estás en las conversaciones. 
Creo que al final juego solo contra ti o a favor 
de quien quiera que fuese aquel que encontré, 
empujado por sus decisiones. 

En los huecos... 
En los huecos... 
En los huecos... 
Como el huerto que ibas a tener al jubilarte. 

Si vieras que no sé ni siquiera si te reconocerías. 
Si vieras que no sé ni siquiera si me reconocerías. 

domingo, 18 de diciembre de 2016

Monotonía de lluvia


Montañas de nubes cubren los techos del mundo y de ellas caen Guadalquivires, Senas, Támesis, Nilos. Abajo nosotros, ahogados en un mar de lágrimas. Me siento frágil. Las gotas repican y repican, y desde el otro lado del cristal pienso en el sonido monótono de Machado y en la bella nostalgia que transmite esta regularidad. Tristeza en forma de sonrisa. Las luces de la ciudad, allá abajo, me miran desde un ángulo picado. Por un momento me siento poderosa, portadora del fuego, y la vida se me antoja fácil.