lunes, 23 de enero de 2017

El olvido como recuerdo


Desde que te fuiste,
los días son más tranquilos.

Ha desaparecido el sobresalto,
el colmillo hendido en la espalda,
el ruido de todas las ambulancias.

Desde que te fuiste, también,
te recuerdo de otra manera.

Escucho tu risa en lugares en los que no estuvimos,
el aire me trae recuerdos que me golpean las sienes,
hay aullidos sin cuerpo que me sorprenden al quedarme sola.

No consigo acostumbrarme.

He cambiado el llanto anunciado
por lágrimas que me sorprenden en mitad de la carretera.

El otro día, pasé por esa calle que habitamos
cuando ser felices era cuestión de mirarnos a los ojos.
Vi dos sombras apoyadas sobre la encimera
de la misma cocina donde veíamos el futuro
sin necesidad de hacer ningún truco.

Pensé en todas las cosas que no he podido contarte.

Pensé, también, que jamás se abrazarían
como lo hacíamos tú y yo
cuando apretarse era algo más que buscar abrigo.

...


domingo, 22 de enero de 2017

Si vieras - Standstill

Si vieras lo mal que lo he llegado a hacer. 
Si vieras algunas cosas que sí he hecho bien. 
Si vieras lo que es mirar, una y otra vez, 
las cartas de mi única partida. 

Si vieras la imagen que guardo aún de ti, 
poniendo música a un mundo tan pequeño. 
Tan quieto estaba, tus ojos brillaban, 
creías que no te veía. 

Si vieras que no sé ni siquiera si te reconocerías... 

Si vieras que estás en las conversaciones. 
Creo que al final juego solo contra ti o a favor 
de quien quiera que fuese aquel que encontré, 
empujado por sus decisiones. 

En los huecos... 
En los huecos... 
En los huecos... 
Como el huerto que ibas a tener al jubilarte. 

Si vieras que no sé ni siquiera si te reconocerías. 
Si vieras que no sé ni siquiera si me reconocerías. 

domingo, 18 de diciembre de 2016

Monotonía de lluvia


Montañas de nubes cubren los techos del mundo y de ellas caen Guadalquivires, Senas, Támesis, Nilos. Abajo nosotros, ahogados en un mar de lágrimas. Me siento frágil. Las gotas repican y repican, y desde el otro lado del cristal pienso en el sonido monótono de Machado y en la bella nostalgia que transmite esta regularidad. Tristeza en forma de sonrisa. Las luces de la ciudad, allá abajo, me miran desde un ángulo picado. Por un momento me siento poderosa, portadora del fuego, y la vida se me antoja fácil.

sábado, 19 de noviembre de 2016

One Art - Elizabeth Bishop

The art of losing isn’t hard to master; 
so many things seem filled with the intent 
to be lost that their loss is no disaster. 

Lose something every day. Accept the fluster 
of lost door keys, the hour badly spent. 
The art of losing isn’t hard to master. 

Then practice losing farther, losing faster: 
places, and names, and where it was you meant 
to travel. None of these will bring disaster. 

I lost my mother’s watch. And look! my last, or 
next-to-last, of three loved houses went. 
The art of losing isn’t hard to master. 

I lost two cities, lovely ones. And, vaster, 
some realms I owned, two rivers, a continent. 
I miss them, but it wasn’t a disaster. 

—Even losing you (the joking voice, a gesture 
I love) I shan’t have lied. It’s evident 
the art of losing’s not too hard to master 
though it may look like (Write it!) like disaster.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Pizarnik

"Cuando era más chica, despertaba llorando y era feliz por la noche. Ahora es lo contrario. A las seis de la tarde —hora fatal para las solitarias— muero y remuero. La vida es demasiado larga, creo, siento. No es larga cuando hay muchas cosas que hacer. Pero cuando no se hace nada o se espera todo, que es lo mismo, entonces la vida es larga".

miércoles, 22 de junio de 2016

Querer bien


… O como cuando me decías te amo –palabras que desvirtuamos de tanto usar–, y yo te respondía que yo también, y entonces tú me asegurabas que tú me amabas más, y yo recalcaba, no sin cierto desencanto, que yo te amaba mejor. La clave siempre estuvo en que nunca supiste quererme, o quizá el problema era que no querías hacerlo, que a mí me habían colocado enfrente de ti para hacerte compañía, para que te abrazara, para que te hiciera olvidar la soledad y el pasado...

"Rayuela", capítulo 34 (extracto)


Y así nos íbamos acercando a esto que tenía que ocurrirnos un día cuando vos comprendieras plenamente que yo no te iba a dar más que una parte de mi tiempo y de mi vida.

Pero qué hermosa estabas en la ventana, con el gris del cielo posado en una mejilla, las manos teniendo el libro, la boca siempre un poco ávida, los ojos dudosos. Había tanto tiempo perdido en vos, eras de tal manera el molde de lo que hubieras podido ser bajo otras estrellas, que tomarte en los brazos y hacerte el amor se volvían una tarea demasiado tierna, demasiado lindante con la obra pía, y ahí me engañaba yo, me dejaba caer en el imbécil orgullo del intelectual que se cree equipado para entender.

Maga, el molde hueco era yo, vos temblabas, pura y libre como una llama, como un río de mercurio, como el primer canto de un pájaro cuando rompe el alba, y es dulce decírtelo con las palabras que te fascinaban porque no creías que existieran fuera de los poemas, y que tuviéramos derecho a emplearlas. Dónde estarás, dónde estaremos desde hoy, dos puntos en un universo inexplicable, cerca o lejos, dos puntos que crean una línea, dos puntos que se alejan y se acercan arbitrariamente (…) y sin embargo los dos estamos componiendo una figura, vos un punto en alguna parte, yo otro en alguna parte, desplazándonos (…) y poco a poco vamos componiendo una figura absurda, dibujamos con nuestros movimientos una figura idéntica a la que dibujan las moscas cuando vuelan de una pieza, de aquí para allá, bruscamente dan media vuelta, de allá para aquí, eso es lo que se llama movimiento brownoideo, ¿ahora entendés?, un ángulo recto, una línea que sube, de aquí para allá, del fondo al frente, hacia arriba, hacia abajo, espasmódicamente, frenando en seco y arrancando en el mismo instante en otra dirección, y todo eso va tejiendo un dibujo, una figura, algo inexistente como vos y como yo, como los dos puntos perdidos en París que van de aquí para allá, de allá para aquí, haciendo su dibujo, danzando para nadie, ni siquiera para ellos mismos, una interminable figura sin sentido.