He vuelto a pisar la arena
y las olas han roto
con el ruido
de mi vacío.
Ahora el sueño es liviano
y el tempo se acelera:
he vuelto a bailar;
colores, mejillas,
ligero caminar.
Las mariposas se enredan
entre mis piernas,
que tiemblan
cuando recuerdan
el santo día.
Que aunque llueva,
el mar aguarda
y sus halagos
me abrazan.
¿Qué importa ya lo demás?
Ni mis párpados nerviosos,
ni un futuro incierto.
Que has venido,
y en esta playa
el sol ha lucido
más que nunca.
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