Es extraño, ahora el 22, después el 23… y así hasta algún día,
ese momento vago e inimaginable para los hombres de rutina.
Pocas veces percibimos los finales propios y yo,
yo tampoco entiendo de principios.
Tengo averiado el sentido del arranque,
y aquí ando, dando vueltas en mí
hasta que llegue el día.
Mientras tanto, qué mareo,
y qué tan divertido,
pero aquí sigo deambulando,
con la mano suelta
mientras vosotros me aplaudís.
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