Caminante sobre asfalto frío,
que adormece mis dedos
y apura mis pasos neuróticos.
A dónde voy, no lo sé;
solo hay una ruta fiable
y yo quisiera perderme.
Sin embargo, me advirtieron,
cuidado con lo incógnito
que aguarda entre los juncos:
tiene los ojos ensangrentados
y un cuchillo entre las manos.
Valor, valor el de quedarme aquí,
cerrando los ojos al sol
y escribiendo versos descarriados.
En ellos, la tristeza es heroica
y el amor un lazo rojo que envuelve
un presente imaginario.
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