miércoles, 24 de noviembre de 2021

 

En esta fachada de soledad

los balcones están limpios por la lluvia

y el invierno precoz sacude los cristales,

se cuela por las rendijas

y me asustan con sigilo. 

Despierto, el tacto del edredón me devuelve 

a este escenario:

             ¡no!, me digo, aquí no hay ladrones,

solo el ruido de mis golpes,

algunos hilos y trastos viejos que voy sorteando 

a cada movimiento.

¿Qué habéis encontrado en mí?, 

si os esquivo con gran disimulo...

como un fantasma deambulo entre las ruinas

buscando un trozo de verdad,

llorando porque no aparece.

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