Mis dedos
dejaron de acariciar las teclas
de mi soledad
y ahora las palabras
se inventan en tu piel,
un libro de lomo delgado,
con historias góticas
y glosario aldeano,
que a cada letra,
clara y disecada,
punza mis pasos urgentes,
manifiestos de un miedo peregrino
que remueve tu pasado
y trastorna mi complejo.
Me gusta leer tus palabras, o echaba de menos. 🙂 Besos
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