En la pena y en la espera
de unos ojos
que ya no miran
a la luz del día.
Ay, mi amor,
adónde te metiste
tras tu abandono
hace años ya.
Yo era una niña
y el tiempo se detuvo
sin señales opacas.
Las encontré después,
cuando te buscaba
por última vez
en el rechazo
que confirmara
mi soledad
elegida.
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